Norte Peruano

Me gustó mucho el norte peruano. Se nota que se va poniendo todo más humilde y a la vez pobre, pasando por pueblos con un encanto especial donde apenas llega la electricidad, y se empiezan a ver arrozales kilométricos, lo que explica el porqué a todos los platos, pidas lo que pidas, te ponen tu gran porción de arroz. El clima, poco a poco, se va poniendo más tropical y los mosquitos y el calor se hacen notar.

La primera parada fue en Chicama, la ola más larga del mundo, y así debe ser cuando entra una gran fuerza y conectan todas las puntas. Es una ola que rompe en la punta y la va recorriendo entera, con las líneas perfectamente marcadas, tal como se ven en las fotos.

En la punta, donde acampamos, hay una piedra enorme que fuimos a visitar por curiosear, y es donde habitaban los pelicanos... no saben la peste que dejan, pero es increíble ver tal animal en tanta cantidad sobrevolándote.

La ola la agarramos pequeña, porque necesita muchísima fuerza para pillarlo buenazo, así que no traía demasiada fuerza. Ahí me puse malo. La barriga no aguantó todo el pescado que le eche horas antes y me quedé dos días a puro suero y sopas. Tras salir de Chicama pasamos por Puemape, una ola que tiene bastante fuerza, pero cuando nosotros fuimos tenía viento y no pudimos surfearla. La verdad es que no tenía tanto viento, pero uno se va haciendo selectivo tras tantas buenas olas.

De aquí hacia el norte, sabíamos de la existencia de un olón que es impresionante, Nonura, pero que decían que sólo podías llegar hasta allí con un 4x4, sabiéndote el camino exacto y con mucha experiencia al volante por caminos de arena. Nosotros intentamos llegar, preguntando si alguien nos llevaba en 4x4 y nadie lo hace. También fuimos hasta un pueblo lindísimo de pescadores que encontramos metiéndonos por una calle de tierra para ver si en lancha alguien nos alcanzaba, pero está imposible ya que el ejército tiene la entrada de esa zona restringida por mar, así que nos quedamos con las ganas de conocer ese lugar tan insólito y continuamos hacia el norte.

Decidimos pegarnos seis horas seguidas de carro para llegar directo a la joya peruana, Lobitos. Es un lugar impresionante, tropical, donde único se surfea sin traje en el Perú, y además olas de calidad mundial. Eso sí, los brasileños han casi conquistado este lugar y el 90% de los surferos que están en el agua son brasileños. La Punta Lobitos tiene siete olas increíbles, donde destacan Lobitos, Muelles y Piscinas, que es desde donde me sacaron las fotos que pondré abajo. Tuve suerte de estar surfeando al mismo tiempo que el fotógrafo se puso en la orilla, y me pude llevar un buen recuerdo de Piscinas en la Punta Lobitos.

Esto es lo más parecido a Indonesia, por su temperatura tanto del aire como del agua y por sus tubos. Aquí nos quedamos en un camping de lo más espectacular. Era un campamento del ejército en la época de la dictadura y que lo han reformado un poco, dejándolo con su aspecto original pero con un toque surfero, es el camping Muelles, de donde me dio mucha pena irme tras cinco días brutales. Además aquí está viviendo un canarión, que hicimos toda la onda con él y con el dueño del camping con quienes nos quedábamos hasta las tantas charlando con la cervecita en la mano sobre el potencial que se le puede sacar a este lugar, ya que recién está empezando a emerger. El principal problema es que el agua dulce es un bien escaso, por el momento no llega el agua, aunque existe la posibilidad de comprar cubas de agua. A este lugar me gustaría volver y además sé que lo haré, 200% recomedado.

Nos despedimos tras cinco días impresionantes que serán casi imposibles de olvidar, tanto por sus olas como por el lugar donde estábamos quedándonos y su gente. Aquí puso Papo punto y final a su viaje, que se vuelve a Italia, tras muchos meses por todo el mundo.

Me quedo solo de nuevo, será extraño al principio, pero estoy a punto de encontrarme con Joaquín que se viene a Nicaragua y tengo que hacer lo posible para llegar a centroamérica y juntarme con él.

Les dejo con las fotos y vídeos de Chicama y sobretodo de la maravilla de Punta Lobitos, donde no me importaría quedarme un largo tiempo.

Un saludo viajeros.

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