domingo, 23 de septiembre de 2012

Viva México

Lindo y bandido, México es el país que más me ha tocado. No tienes como no disfrutar de este enorme país con sus playas aisladas de cualquier civilización y con una cultura de comunidades indígenas muy marcadas, siempre aprendiendo cosas de ellas.

Nuestros últimos días en  Barra de la Cruz los pasamos surfeando muy buenas olas gracias a un swell grande de Sur que llegó a la costa oaxaqueña, despidiéndonos de “La Barra” con los brazos, las espaldas y el cuerpo en general destrozado de tanto surfing.

De Barra de La Cruz decidimos hacer una escala de surfing e ir a las montañas de Oaxaca, llegando a unos 3.000 metros, hasta el pueblo más alto del estado, San José del Pacífico, conocido por sus productos naturales que crecen a estas alturas donde el clima helado y la humedad son una constante. Llegamos con la ropa semiadecuada para la cita con las montañas, ya que nos habían advertido de su baja temperatura, pero así y todo pasamos mucho frío a temperaturas que nuestro cuerpo costero no asimila.

Fuimos en busca de un ritual maya, dirigido por un chamán llamado Navarro, muy sabio y buena onda, que consiste en realizar un temazcal, que es un iglú donde te adentras sin ropa y te acomodas alrededor de un centro de piedras especiales al rojo vivo, arrojándoles un té preparado de hierbas específicas y ese vapor limpia totalmente tu cuerpo, sudando muchísimo, que finaliza con una ducha de agua manantial helada de esas alturas, dejando tu cuerpo en un estado de vacío, para después terminar el ritual con un viaje muy introspectivo, gracias a los poderes que nacen de la madre naturaleza, viajando por esas montañas pobladas, haciéndonos hueco entre los árboles para llegar a la cima.

Tras tres días de intenso frío, volvimos a la costa, dirección al beachbreak mejor del mundo, Puerto Escondido, en Playa Zicatela, un auténtico “Pipe Mexicano”. Es una playa superpoblada de turistas de muchos lugares del mundo y la vibra que se respira no es muy buena. Acá no surfeamos porque esta ola exige mínimo una tabla 6’8 pies por la gran potencia que trae, pero es digna de ver con el power que rompe, sin embargo agarramos buenísimo un point de izquierda que está al final de la playa, pero la vibra es distinta a la que buscamos, así que, de pronto, ponemos rumbo más al norte a seguir surfeando México, lindo y bandido!

Les dejo con unas fotillas

Un saludo, viajeros.

Fotos



























sábado, 8 de septiembre de 2012

Al fin, México

Con los seis sentidos en México, agarramos un bus e hicimos una breve escala de tres días en Guatemala para conocer Antigua, una ciudad con su propio encanto histórico, y además pasar frío que el cuerpo ya no recuerda esa sensación tras tantos meses por la costa centroamericana. Llegamos a la ciudad y el primer contacto con el frío, chimeneas suspirando humo, coches y gente cerrada con mucho abrigo... nos resultó un shock, al igual que nuestra presencia para ellos con bermudas, cholas, tablas de surf y muriéndonos de frío; estábamos fuera de juego, de nuestra hábitat.

La belleza y el impacto histórico que tiene la ciudad de Antigua es indiscutible, siendo suficiente tres días para volver a fijar la vista hacia el noroeste del continente y poner rumbo a México. Se demora unas 12 horas en buses para llegar a la frontera mexicana, no antes sin pasar por la línea de salida del país guatemalteco, que como en toda Centroamérica, sientes una inseguridad enorme ya que apenas tienen las fronteras custodiadas.

La entrada al país mexicano es totalmente diferente, una locura máxima como es de prever, siendo entrada al país limítrofe estadounidense, pero con un control policial y del ejército que tranquiliza un poco tu estado. Una vez requisado y pasado los controles pertinentes ya estás en México para disfrutarlo plenamente.

En México las distancias son enormes y volví a revivir eso de pasar noches en bus para llegar al destino, como lo fue en Chile. La primera parada fue en Barra de la Cruz, donde se hizo el Rip Curl Pro Search hace unos años, y aunque la ola no está como en aquel entonces por causa de la arena, sigue rompiendo una ola espectacular de derecha quebrando en una punta de piedras que la recorre por completo, con fondo de arena.

En sí,  Barra de la Cruz, no tiene términos para expresar su... llamémosle magia. Es una colonia mexicana perdida en medio de la jungla del este de Oaxaca, donde se guardan las propias raíces de su colonia y no se permite al turista hacer ningún desastre ambiental como acostumbran los gringos en Centroamérica, manteniendo sus raíces bien marcadas.

Para llegar a la playa tienes que caminar un largo trayecto, de unos 15 minutos, en medio de la pura naturaleza que rodea este lugar, y atravesando zonas donde los mosquitos te hacen caminar a doble ritmo ya que te adentras en su hábitat natural. Una vez llegas a la playa es para quedarse todo el día abajo, donde hay un restaurante para comer y quedarte en la sombra hablando, leyendo... y aguardando las mejores condiciones para meterte de nuevo a surfear.

El camino de vuelta se hace más pesado, de noche estirando los minutos de luz hasta última hora, cansado de todo el día en la playa y con los mosquitos en plena fiesta, pero con una alegría de pasar todo el día en la playa y surfeando olas buenísimas que no se te borra la sonrisa en todo el camino, aún más sabiendo la cena que espera por nosotros, esa comida típica mexicana (sin picante, por favor) de las mejores del mundo, acompañada siempre de su cerveza Coronita.

Acá seguiremos unos días y partiremos para seguir recorriendo México. Les dejo con unas fotillas.

Un saludo, viajeros

Fotos