lunes, 26 de marzo de 2012

Santiago de Chile

Contaminación, aire denso, caos, barullo... eso fue lo que me encontré al llegar a Santiago. Llevaba mucho tiempo entre pura vida, La Patagonia con su plena naturaleza, lagos, bosques, caminos... pasando por la costa sur chilena y ese contraste que tiene con el campo en pleno mar, hasta la reserva de Punta de Lobos con su lado místico, siendo esta la última parada, tras dos meses de auténtica paz, para llegar a la locura de Santiago, por lo que mi cuerpo y mente solo pudieron soportarlo durante tres dias.

En esos tres días traté de visitar la ciudad, pero me resultó tan caótica que pre3ferí subir a dos importantes cerros que tiene la ciudad y divisarla desde las alturas y alejado de ella.

Santiago de Chile está rodeado de cerros, siendo un enorme valle, por lo que el viento es casi inexistente, el calor es agotador y la contaminación ambiental te atrapa por completo. El primer cerro  que subí fue el Santa Lucía, bien pequeño, donde en su cima hay un castillo. El camino es muy bonito, subiendo por escaleras y caminos empedrados a la antigua.

También estuve en el parque forestal, metido en plena ciudad con autopistas a ambos lados, pero bien bonito y relajado, donde se puede escapar del estrés al que te somete Santiago.

El otro cerro que subí fue el de San Cristóbal. Hay un funicular para subirlo, pero desafiando a los 35 grados, lo hice a pata. El camino tiene paradas con sombras y bancos donde puedes ir descansando e incluso te puedes equivocar de camino y llegar a un jardín con riego automático y pegarte un placentero remojón ( vídeo ). En la cima se encuentra una enorme virgen  desde donde puedes divisar toda la ciudad o lo que la contaminación le permite a la vista.

En Santiago me pude reencontrar con la Pau, que me invitó a tomar unas cervecitas  y estuvimos una tarde pasándola bien... bacán la Pau.

Tras tres intensos días, tocaba salir de la ciudad y reencontrarme con la paz esa que mi cuerpo echo en falta en Santiago. Sigo hacia el norte, 16 horas en bus para llegar al desierto de Atacama, por la costa, donde me han hablado de unas olas increíbles con poca gente y aislado del mundo.

Les dejo con las fotos y vídeos de la capital de Chile, Santiago de Chile.

Pd.: He estado sin cobertura muchos días, ahora estoy en una ciudad y vuelvo al desierto de nuevo, más al norte... con un amigo italiano lleva la misma onda que yo, así que sigo moviéndome con él. Un saludo viajeros!!

Fotos

































Vídeo

jueves, 15 de marzo de 2012

Pichilemu - Punta de Lobos

Lugar mítico en el mundo surfero, donde llegan de cualquier lugar del mundo y su eonomía se basa en nosotros, los surferos, que vamos en busca de buenas olas y pasarla bien. En Pichilemu no estuve muchos días porque, aunque tiene dos buenas olas que son La Puntilla e Infiernillo, yo quería surfear en Punta de Lobos, una de las world-class chilenas, a unos 8 km. de Pichilemu y me daba lata estar todos los días haciendo dedo para ir y volver. Lo bueno de Pichilemu es que tienes donde comer super barato, visitar algo la ciudad y salir de noche si quieres, pero yo buscaba otra cosa, más alejado de la ciudad y más cerca de lo natural, Punta de Lobos, alejado de todo. Informándome con la gente, di con el lugar perfecto, con una onda que no se da en muchos lugares y con gente que me tocó compartir mi estadía que no tienen precio... simplemente bacán!!

Un inciso, para que vean lo pequeño que es el mundo, mi último día en Pichilemu, justo antes de irme hacia Punta de Lobos, vi a una pareja paseando con tablas bajo el brazo y me dio por saludarlos y preguntarles si sabían como venían las olas para la semana. Desde que recibí el “hola” supe al tiro que eran españoles y estuvimos largo tiempo hablando para llegar a la conclusión de que eran una pareja, ella vasca y el maño, a la que yo estuve siguiendo por internet mediante su blog, recorriéndose el mundo surfeando y conociendo. Recién llegaban de Nueva Zelanda y justamente me da por saludarlos en Pichilemu, ese pañuelo que es el mundo. Ella quedó impresionada cuando le conté que seguía sus pasos por internet y enseguida quedamos para seguir viéndonos por Punta de Lobos y surfear juntos.

Volviendo al hostal donde estuve en Punta de Lobos, decirles que es un lugar mágico, donde no todos llegan y dicen parece tener un filtro de buena onda. Se ubica en el cerro, a 20 minutos caminando de la Punta de Lobos, entre pinos, caballos, vacas y montañas. La caminata es larga, pero realmente se disfruta muchísimo, siempre juntos y charlando se pasaba en nada. La vuelta, cuesta arriba y con hambre, costaba más, pero increíble caminar por esos lugares de noche, únicamente con la luz que ofrece la luna y como siempre con la mejor compañía; “El Pelao” Martín, el Cristian, el Jero, el Alex, el Rony con su polola y la californiana, sin auto y siempre a pata.

Para comer hay que ir a Pichilemu, hacer una compra de tallarines, macarrones, arroz, atún, carne, pollo, leche, pan, fruta... para tener que comer, ya que allí no hay nada. En el hostal tuve la oportunidad de poner un techo a una cabaña, entre dos, y así también recibir algo por estadía. Aquí hay mucho trabajo por realizar, tanto que si quieres te puedes quedar una larga temporada haciendo trabajos a cambio de estancia en un lugar buenazo y con Punta de Lobos a tiro de piedra, pero mi intención es seguir recorriendo al norte, aunque siempre quedó la oportunidad de volver.

A la noche surge la magia, se busca leña, se prende el fuego, nos tomamos las pizcolitas alrededor de la fogata, con el cielo estrellado y la luna aportando su luz, contando todas las típicas batallas surferas, tocando música piola e intentando arreglar el mundo. Hubo noches que invitábamos a gente que conocíamos en la playa y así nos juntábamos y armábamos buena noche.

Mención aparte la ola de Punta de Lobos... hay tres secciones en toda su bahía. La primera “Los Morros”, luego “El Mirador” y por último “El Diamante”. Es una bahía inmensa, tirando grandes y buenas izquierdas. Tuve la oportunidad de agarrar una buena fuerza que entró y ver Los Morros sacando olas de hasta tres metrazos, auténticas bombas que necesitaban tener mínimamente un 7 pies para poder surfear agusto, aunque yo con mi 5’11 siempre pal agua y aguantando todo lo que venga, pero escapándome de los auténticos cañonazos. No es sencillo surfear en Punta de Lobos; el agua helada, como viene siendo costumbre por el sur Chileno, la corriente te mantenía siempre remando y la ola hay que saber leerla bastante bien para sacarle todo su jugo, eso sí cuando te cuadra una buena se te olvidan todos los males.

Acá pude tener mi momento místico, al entrar por Los Morros ( Las Tetas, como me gusta llamarlas ). La primera vez que entré por Las Tetas me causó tal impresión que quedé parado en el agua durante un buen rato. Es una entrada arriesgada y bastante peleona porque tienes que cruzar un canal correntoso, escalar un poco con la tabla y cruzar Las Tetas en el momento exacto para que no te agarre la serie y te parta en dos. Es una experiencia en la que te sientes nadie en medio de toda la madre naturaleza. Cuando te paras entre Las Tetas, visualizando el entorno; atrás el acantilado, a ambos lados Las Tetas con su asombrosa forma, llenas de pelicanos y al frente el pacífico golpeando potentes olas que estás a punto de surfear, es, sin duda, una entrada única en el mundo.

También quiero agradecer a la escuela del Toño, donde teníamos nuestro lugar de encuentro en la playa y podíamos guardar las mochilas sin ningún problema.

En los últimos días llegaron una pareja de hermanos al hostal, Juan Pablo y la Camila, que traían una onda impresionante y compartimos todo con ellos, era una joya estar rodeado de tan buena gente en tal lugar.

Como siempre llega el momento de la despedida, seguir hacia el norte, pasando por la capital, Santiago de Chile. Es un tramo de unas cuatro horas, con tanta suerte, esa que me persigue y espero no me suelte, que los hermanos se volvían ese mismo día para Santiago y prendí viaje con ellos y con “El Pelao” que también regresaba. Estaré por Santiago unos días, conociendo un poco la capital chilena y ver si tengo la oportunidad de reencontrarme con amistades de Santiago que he hecho por el camino.

Les dejo con las fotos y vídeos de Pichilemu y de lo natural de Punta de Lobos.
Un saludo viajeros.


Fotos















 











 













 








 
Vídeos