viernes, 20 de julio de 2012

El Salvador

Al fin llegamos a El Salvador, tras muchas guaguas, caminatas y sobretodo sudores. Del norte de Nicaragua salimos de madrugada, cruzando toda Honduras, país al que no queríamos visitar por su alta delincuencia y carencia de surfing, para llegar al sur de El Salvador de tarde – noche. Hicimos noche en la playa Las Tunas donde nos habían dicho que se podía surfear pero el resultado fue nefasto. Resulta que las olas allí eran malísimas, el pueblo parecía que nunca habían visto turistas y por consiguiente no estaba preparado para ello y todos andaban con machete o pistola encima, pero nos cayó la noche y tuvimos que dormir allí, en una habitación sin colchón y yo malo con vómitos y diarreas... día para el olvido.

Al día siguiente salimos a la mañanita hasta El Tunco, pasando por Las Flores para surfear pero sin suerte. Demoramos medio día para llegar a El Tunco, tras muchas guaguas y algún trayecto que pegamos haciendo dedo en una camioneta llena de pescadores buena onda. Una vez en El Tunco llegamos al hostal “La Esquina” que nos hicimos amigos del dueño en Popoyo y nos ofreció habitaciones baratísimas.

En El Tunco llegó la civilización, la buena comida, volvieron las buenas olas y la buena vibra con los locales y algunos brasileiros con los que hemos tenido grandes momentos acá.

Hemos surfeado altas derechas en Sunzal, ola muy larga para tirar maniobras y La Bocana, una izquierda que rompe en la desembocadura de un río con bastante fuerza y bien rápida. A las otras olas llegamos en la guagua donde vamos sólo con lo puesto para surfear y tabla en mano. Es muy gracioso porque te subes a una guagua llena de gente y nosotros somos los únicos con tabla y bermudas... porque normalmente los turistas se alquilan un carro, siendo esto bastante caro.

También fuimos a visitar un lugar maravilloso, más fresquito, en pleno bosque rodeado de vegetación con un angosto camino que te lleva hasta unas cascadas desde donde puedes saltar y bañarte en agua transparente y fresquita, en medio de la nada, dándote una sensación de libertad absoluta.

Tras dos semanas volvió mi dolor de estómago, esta vez mucho más fuerte y con diarreas todo el día. Tanto así que me preocupé y fui a un laboratorio donde me dijeron que había contagiado parásitos, más concretamente, amebas, que se transmiten por la comida en la calle o tomar aguas en mal estado, por lo que tuve que medicarme durante cuatro días para desparasitarme. Gracias que quedé totalmente sano, dando el análisis negativo, así que volvió todo a la relativa normalidad.

Les dejo con unas fotillas de El Salvador, donde seguiré unas semanas más para seguir disfrutando de todas sus olas, sus gentes y la buena onda que tira El Tunco.

Un saludo viajeros.

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