Sur Peruano

Al fin nos encontramos de nuevo con la costa, tras escalas y muchas horas en guagua desde Bolivia. Llegamos hasta Ilo, una ciudad costera al sur, sin ningún brillo y con pocas olas. Queríamos llegas hasta Piedras Negras, una punta solitaria de la que nos habían hablado, pero nadie en el pueblo la ubicaba. Al final agarramos un taxi y manejó hacia el norte intentando encontrarla. A unos 10 minutos pasando la fusión de cobre, vemos romper una izquierda perfecta en medio de la nada... encontramos Piedras Negras.

Sabíamos que era un lugar desértico por lo que previamente nos suministramos con comida y agua para algunos días. Pusimos la carpa frente a la ola y pa’l agua sobre la marcha que está perfecto.

La ola es increíble, una izquierda potente que rompe en un reef, sacando paredes verticales y algún que otro tubo. Llegamos en plena semana santa y estábamos surfeando solos, olas de calidad, algo insólito hoy día en el mundo del surfing.

Tras buenos baños el mar empezó a crecer demasiado hasta pasarse, coincidiendo que nos quedábamos sin agua así que nos teníamos que ir. Nos ponemos a hacer dedo en medio del desierto y tras hora y media sin que nadie nos parara, aparece un surfero, curioseando la ola, que se iba hacia el norte y con él nos fuimos unos 300 km. al norte, hablando de las olas y el surfing peruano, puta suerte!! En el camino paramos a comprar alfajores de miel y de manjar, típicos de la zona, en un lugar que él conocía super ricos. También paramos a almorzar tortilla de camarones y le invitamos al almuerzo.

Nos dejó en Arequipa donde agarramos una guagua esa misma noche para llegar a Lima, 1000 km. más al norte. Pensamos en parar a mitad de camino, en Palpa, donde hay una ola que nos habló, Caballas, que es buenísima y solitaria, pero no paramos porque está a unos 30 km. desde la ruta hacia la costa y no teníamos como llegar, además ya sabemos lo difícil que es hacer dedo en medio del desierto. Así que otras muchas horas, noche incluida, en una guagua para llegar hasta Lima, la capital peruana.

En Lima nos quedamos en un hostal solo por dos noches ya que a Papo le queda poco tiempo de viaje y falta mucha costa por explorar. Lima me resultó una ciudad que el mar la salva de ser una jungla. Es bastante ruidosa y gris, pero siempre tienes la oportunidad de bajar al mar, relajarte surfeando o correr por su avenida. Estuvimos por el barrio de Miraflores, de los más tranquilos para comer y tomarse algo relajado por las inmediaciones de su plaza.

Días antes se nos ocurrió la idea de alquilar coche en Lima entre los dos, para así poder recorrer toda la costa peruana explorándola bien ya que las comunicaciones peruanas no son nada buenas y tirando dedo no te para nadie. Además él tiene que volver a Lima para su viaje de regreso, así que no es problema el devolver el coche. Así que alquilamos un Kia Rio (la que le espera al pobre coche...) y nos lanzamos hacia el norte, a por unas playas que nos indicó el que nos recogió en el desierto... sin cargar mochila ni tabla, merecido lo tenemos.

Nos movemos al norte, les dejo con las fotos y vídeos de lo insólito de Piedras Negras y algo de Lima.

Un saludo viajeros.

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